UN ARQUITECTO EN 10 PALABRAS
Aquí os dejo un pequeño artículo de carácter sociológico en el que durante un mes he estado entrevistando personas de todo tipo de formación, ocupación y edad, para poder llegar a alguna conclusión y/o definición de lo que para la sociedad significa un arquitecto. Veremos qué sale
¿QUÉ ES PARA TÍ UN ARQUITECTO?
Fue el otro día, cuando después de casi diez años, volví a formar parte de los pasillos y aulas de la que un día fue mi casa. Apenas nada ha cambiado en la Escuela de Arquitectura. El tiempo parece haberse detenido. Aparentemente todo sigue igual. Llego a esperar que, en cualquier momento, yo mismo saldré de una de esas aulas en las que antaño me formaron, y ardo en deseos de preguntar a ese antiguo alumno qué es lo que pasa por su mente, qué le inquieta, qué le seduce… Quiero saber en qué medida, después de todo este tiempo, esta sociedad me ha moldeado a su capricho, quiero saber si ese sueño de estudiante sigue su curso, quiero saber qué ha sido de mí.
“El arquitecto es el hombre sintético, el que es capaz de ver las cosas en conjunto antes de que estén hechas”. Antonio Gaudí
Es justo en mitad de esta fantasía cuando la puerta de un aula se abre y salen los alumnos. Es inevitable oír una conversación que me deja perplejo: “¿Que qué es para mí un arquitecto?, un arquitecto para mí es como un actor social, alguien que es capaz de escuchar, entender e interiorizar un problema, y que es capaz además, de intentar darle una solución a través de su arte, mostrando su sensibilidad desde la más complicada estructura hasta los más delicados detalles”. Es inevitable que esboce media sonrisa… ¡Nada ha cambiado! Los principios docentes de mi Universidad siguen intactos para bien o para mal. Seguimos siendo gestores de la belleza, creadores de espacios inteligentes, evocadores de sentimientos, provocadores del alma…
La curiosidad me posee. Sigo mi camino sin dejar de pensar en esa definición tan academicista de lo que soy. ¿El resto del mundo piensa de esa forma? ¿Cómo nos define la sociedad en sí?. Dedico el mes siguiente a observar mi entorno, a averiguar qué significa la palabra ‘arquitecto’ para la gente que me rodea. Probablemente me lleve una sorpresa.
“A fuerza de construir bien se llega a buen arquitecto”. Aristóteles
El azar me lleva a un colegio de primaria. Leo en la pizarra: “Cimborrio, contrafuerte, andamio, hormigón, puente, etapas, edificio, obra, planos, fachada”. Son diez palabras, diez palabras que se refieren a mi trabajo, diez palabras que pueden definir mis acciones pero no mi persona. ¡Aún estoy a salvo!. La mente de un niño me clasifica según lo que puedo hacer, es una visión renacentista de mi modelo; no me sirve, quiero saber más, necesito esas diez palabras de estratos significativos de la sociedad; necesito una definición real de mí.
Una vez salgo a la calle es cuando de verdad comprendo que la definición que busco de mí está ahí. Abordo a las personas que pasan por mi lado. Tras su sorpresa e incredulidad inicial, veo que la mayoría, desde el punto de vista de la generalidad, coinciden en su visión: “¡Diseñador de espacios conforme a sus ideas!”, “¡creador de edificios y entornos a partir de sus sueños!», “¡Gestor de proyectos!”… Al fin y al cabo mi sociedad, el conjunto de individuos entre el que me muevo, tiene claro que soy un ´artista´. Es una versión muy romántica de mi profesión que me agrada. Por fuerza, me han enseñado que para poder crear, sea lo que fuere que cree, debo estimular mi alma, debo plasmar mis sentimientos en lo que hago. El resultado, unido a la faceta técnica que va implícita en mi formación, darán como resultado una obra equilibrada, bella, funcional, útil… ¿Estoy seguro de ello? ¿Es lo que quería oírme decir? Creo que este no es el camino. Necesito más.
Apresuro mi paso, pues llego tarde a una visita de obra. En ella, como de costumbre me espera mi compañero infatigable de trabajo, mi director de ejecución. No puedo resistirme a preguntarle, quizá desde el punto de vista profesional de alguien que comparte mi trabajo, si tiene una definición que me satisfaga. “Es una persona exclusivamente a tratar la belleza en la arquitectura”. Me encanta que la belleza siempre vaya implícita a la concepción de mi profesión. Otra cosa es conseguirla. Ya voy teniendo datos concluyentes sobre lo que busco
Llego a casa, cojo el diccionario y me sumerjo en sus definiciones. Formalmente veo que arquitecto es “el que ordena las cosas”. Y cuando se refiere a “cosas” se refiere a labores y espacios. Por lo que concluyo todo gira en torno a la gestión de mi entorno, a la materialización de ideas, a la interacción de elementos, y todo bajo la supervisión de mi sensibilidad artística. La belleza surge de mi capacidad de ordenar conforme a una armonía. Esa será mi obra.
Curiosamente, poniendo un poco los pies en la tierra, al abrir cualquier periódico, toda esta concepción tan idílica de lo que es mi profesión, parece ensuciarse las manos. Es en el momento que un arquitecto entra en nuestras vidas cuando todo cambia: queremos hacer nuestro el proyecto, nuestras indicaciones como cliente deben prevalecer, los honorarios son muy altos, la administración siempre trata con individuos de renombre…
Suena el teléfono, un nuevo cliente. Tras una breve conversación, noto que algo ha cambiado. Mi papel de buscador incansable de la belleza, de creador de espacios sugerentes, de artista en la ordenación de volúmenes… Ha desaparecido. De repente me encuentro dentro de una intensa negociación, un tira y afloja de cantidades de dinero. Un euro arriba, dos abajo, en este caso me faltan nueve de las palabras que busco. Cuelgo el auricular y reflexiono…
“Soy una prostituta y me pagan muy bien por los rascacielos”. Philip Johnson
Creo que no le voy a dar más vueltas. Por mucho que busque, por mucho que me esfuerce, parece que todo me lleva al principio. Me doy cuenta de mi error, he buscado una solución en la generalidad, sin definir mi propia individualidad. Es por eso que decido buscar mis propias diez palabras. Seré yo mismo quien me defina, será mi obra quien hable por mí, serán esas diez palabras las que me busquen en el ocaso de mi carrera y las que me recuerden lo que he sido y soy.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!